Hace algo más de cuatro años, el 7 de julio de 2005, el dirigente aprista Lino Cerna Manrique sostuvo el siguiente diálogo con César Vásquez, conversación que se centró en una discusión sobre el neoliberalismo, sus posibilidades de resolver los problemas de las mayorías pobres del Perú, la formalización de dicha ideología en la constitución fujimorista y las diferencias entre el neoliberalismo y el programa del APRA.
Por considerarlo de interés para nuestros lectores, publicamos nuevamente el texto de la citada conversación. Dado que el intercambio tuvo lugar en el año 2005, cuando aún gobernaba el país don Alejandro Toledo, cualquier mención a esa Administración debe entenderse que también es válida para la presidida por don Alan García Pérez.
LCM: César, aquellos que vivimos en el Perú sentimos que atravesamos una agudización de la crisis estructural de subdesarrollo, atraso y pobreza. ¿Tienes tú la misma percepción?
CVB: Coincidimos en la apreciación, Lino. El Perú el día de hoy cuenta con 28 millones de habitantes. A pesar que en los últimos tiempos nuestra tasa de crecimiento demográfico se ha reducido en términos porcentuales, siendo ahora únicamente de 1.5% al año, el país sigue creciendo a un ritmo anual de 400,000 nuevos habitantes, bastante elevado en términos absolutos. De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística la población peruana en situación de pobreza asciende al 55%. En otras palabras, tenemos que más de 15 millones de peruanos viven en la miseria.
LCM: Es cierto. Conocemos por experiencia la magnitud de la pobreza en nuestra patria. Sin embargo, en los últimos quince años hemos vivido un modelo económico basado en el neoliberalismo que nos anunció que el Perú entraba a una etapa nueva de modernidad y desarrollo, que nos uniría al mundo globalizado del futuro, del cual nos había alejado la administración aprista 1985-90. ¿Significan las cifras de pobreza que el ofrecimiento fujimorista no se cumplió? ¿O es que quizás debemos esperar otros quince o veinte años para ver los frutos de bienestar que nos debería traer el capitalismo neoliberal?
CVB: En términos generales podemos decir que la década y media transcurrida desde julio de 1990, registró tasas elevadas de crecimiento del producto bruto interno. Por ejemplo, en los últimos tres años el crecimiento del PBI mostró cifras por encima del 4% anual y se espera que el presente año (2005) alcance un registro mayor al 5%. Las exportaciones se acercan a los 10 mil millones de dólares anuales. Las reservas internacionales superan los 12 mil millones de dólares. Detrás de este crecimiento es evidente que encontramos como una de las variables explicativas la existencia de una corriente de inversión, preferentemente extranjera, que en parte explica el crecimiento macroeconómico. El punto que quisiera señalar es que a pesar del crecimiento macroeconómico, y a pesar de contar con el apoyo del capital extranjero, la miseria en el Perú alcanza ahora a más de la mitad de la población. Este hecho sugiere que para luchar contra la miseria se necesita no sólo crecimiento e inversión. Se necesita que ciertos agentes económicos adopten otras acciones, decisiones que no se produjeron en los últimos quince años.
LCM: Para el pueblo trabajador la miseria está relacionada con la ausencia de trabajo, o cuando existe éste, con los reducidos niveles de remuneración que se perciben.
CVB: Efectivamente, la miseria implica que hay 15 millones de peruanos que no pueden producir lo suficiente para tener una existencia decorosa. Tú, Lino, fundaste hace ya varios años la Central de Desocupados del Perú. En una forma clara y sencilla centraste el debate político y económico poniendo el dedo sobre la llaga de nuestros males. Es cierto, 10% de la población económicamente activa carece de empleo y en adición a este 10%, otro 50% se encuentra afectado por el subempleo. Si añadimos estos dos indicadores, tenemos que más de la mitad de la población del Perú, 60% de los peruanos, o no tiene trabajo o tiene un trabajo que sólo le permite recibir una reducida fracción del ingreso necesario para vivir.
Es obvio que existe una relación entre la desocupación y el subempleo por un lado, y la condición de pobreza por el otro. De ello obtenemos una conclusión: si queremos combatir la pobreza en el Perú, en medio de todas las acciones que tenemos que realizar tenemos que luchar para la creación de fuentes de trabajo para los peruanos. Políticamente éste es un punto básico que tenemos que tocar. En 1980 Belaúnde obtuvo la presidencia del Perú prometiendo la creación de un millón de puestos de trabajo. Y hace un par de días escuché a Lourdes Flores en RPP insistir en el tema del trabajo…
LCM: Antes de discutir posibles alternativas apristas al problema del desempleo y subempleo, es decir al problema de la pobreza en nuestro país, quisiéramos conocer tus razonamientos en cuanto a la posibilidad que el modelo económico neoliberal pueda generar puestos de trabajo suficientes para los peruanos.
CVB: Este punto es crucial. La ofensiva neoliberal de los últimos treinta años ha hecho perder a algunos compañeros no sólo la fe sino inclusive la capacidad de razonar sobre los problemas económicos nacionales. Tratemos de dar una respuesta a tu pregunta. Como es de conocimiento de los compañeros, un concepto central de la economía neoliberal es la categoría de mercado. Para los neoliberales, la institución central de todo sistema económico es el mercado. El mercado es el mecanismo casi mágico que debe resolver los problemas económicos de cualquier país.
LCM: A propósito de mercado, ¿podrías precisar en qué consiste el concepto neoliberal de mercado?
CVB: De acuerdo a las enseñanzas tradicionales en materia económica que se imparten en los cursos de “Introducción a la Economía”, “Macroeconomía”, o “Microeconomía”, el mercado es el punto de confluencia de dos fuerzas económicas: la oferta y la demanda. Acostumbro decir que el mercado es el matrimonio de la oferta y la demanda, unión que trae consigo la procreación de dos vástagos, de dos hijos. Me refiero al precio de equilibrio y a la cantidad de equilibrio.
De acuerdo con la cantidad ofrecida y con la cantidad demandada de una mercancía cualquiera, en el mercado se establece un precio de equilibrio que iguala la oferta y la demanda. Cuando en un mercado la cantidad demandada excede la cantidad ofrecida, existirá una tendencia al alza en el precio de dicha mercadería. Al subir el precio, los productores ofrecerán mayor cantidad y los consumidores demandarán menor cantidad, lo que llevará al restablecimiento del equilibrio en el mercado. A este proceso se le denomina proceso de ajuste.
LCM: ¿Como aplica el neoliberalismo estos conceptos al entendimiento del problema del desempleo?
CVB: Para los neoliberales, el desempleo es un simple problema de desequilibrio en el mercado de trabajo. Es una condición de desajuste en el mercado laboral. Dicho en otras palabras, existe desempleo cuando la cantidad de mano de obra ofrecida por los que desean trabajar excede o es mayor a la cantidad de mano de obra demandada por los que desean contratar trabajadores. En resumidas cuentas, tenemos una condición en la cual la cantidad ofrecida es mayor que la cantidad demandada. Dentro de la concepción neoliberal –que algunas veces habría que llamarla religión neoliberal por su carácter dogmático– el problema del desempleo, al ser un problema de desajuste entre oferta y demanda por trabajo, se soluciona mediante la reducción en el precio de la mano de obra, es decir mediante la reducción del salario diario, por hora, o por pieza que recibe el trabajador.
Si se reduce suficientemente el salario real que recibe el trabajador, se reducirá la cantidad ofrecida de mano de obra –afirman los neoliberales–porque habrá trabajadores que no desearán ofrecer tantas horas de trabajo a una tasa salarial reducida. Por otro lado, al disminuir el salario existirá una mayor cantidad demandada de mano de obra pues existirá empresarios que estarán dispuestos a contratar mano de obra debido a su abaratamiento. Para el neoliberalismo, el proceso de reducción del salario real traerá consigo, finalmente, la igualación entre la oferta y la demanda de trabajo y por consiguiente la desaparición del desempleo. De acuerdo con los planteos neoliberales, la reducción drástica del salario real es la solución a la desocupación.
LCM: Sin embargo, parece que esta explicación no funciona en la realidad peruana. Digo esto porque los salarios el día de hoy en el país son míseros y a pesar de ello el desempleo y el subempleo afectan a la mitad de los peruanos.
CVB: Lino, obviamente tú hablas desde el punto de vista de los trabajadores. Para un trabajador peruano es cierto que los salarios son míseros. Pero eso no es lo que piensan los neoliberales, ni tampoco muchos empresarios. Ellos creen que a pesar de ser míseros los salarios, éstos no son aún lo suficientemente reducidos como para producir el equilibrio entre oferta y demanda por trabajo.
Sin embargo, hay aún más. Para los neoliberales y los grandes empresarios existen otros factores, que ellos llama “inflexibilidades en el mercado de trabajo”, que impiden que se solucione el problema del desempleo en nuestro país. Una de esas supuestas inflexibilidades es la existencia del salario mínimo que para grandes empresarios y neoliberales simplemente no debería existir. Otras “inflexibilidades” están constituidas por los beneficios laborales, vacaciones, seguro médico, etc.
Es por ello que los peruanos sufrieron los últimos quince años lo que se llamó la “flexibilización del mercado laboral", usando la terminología seudo-técnica y eufemística que gustan manejar los economistas neoliberales. La “flexibilización” neoliberal, traducida en la práctica, significó pérdida de beneficios laborales y la implantación generalizada de contratos temporales de trabajo con los cuales obreros y empleados fueron despojados de las más mínimas prestaciones como son vacaciones y horarios humanos de trabajo. Asimismo la “flexibilización” neoliberal significó el combate, por parte del estado fujimorista y toledista en contra de la existencia de sindicatos y asociaciones laborales de los trabajadores, bajo el pretexto que ellos introducían “rigideces” en el mercado de trabajo y por lo tanto impedían reducir el desempleo.
Pues bien, a pesar de la flexibilización laboral introducida por Fujimori y continuada por Toledo, a pesar de la reducción o desaparición de los beneficios laborales, a pesar de la reducción de la actividad sindical, a pesar de la existencia de los denominados "services" que explotan inmisericordemente la mano de obra barata de los peruanos, los economistas y políticos neoliberales afirman hoy que aún hay más flexibilización por hacer. Obviamente, como apristas, como miembros del frente único de trabajadores manuales e intelectuales, nos preguntamos ¿qué más pueden exigir esos señores? La respuesta es sencilla: además de continuar la “flexibilización” del mercado laboral, los neoliberales afirman que para resolver el problema del desempleo ¡el salario real debe reducirse aún más de lo que es el día de hoy!
LCM: Permíteme resumir lo dicho hasta el momento, César. Para un neoliberal la solución al problema del desempleo pasa por la reducción aún mayor del salario real, la eliminación de los pocos beneficios laborales que aún pueden existir en la economía y la anulación de la actividad sindical.
CVB: Me parece Lino que es un buen resumen. Ahora creo necesario volver a tu anterior afirmación. Decías que a pesar de la reducción ya operada en el salario real, a pesar de la eliminación de los beneficios laborales, y a pesar de la minimización de la actividad sindical, el problema del desempleo mantiene plena y creciente vigencia en el país. Tu afirmación es cierta. La terca realidad nos demuestra que la supuesta solución neoliberal al problema del desempleo no es válida y no es aplicable al caso de países subdesarrollados como el Perú.
LCM: ¿Qué razones explicarían la incapacidad del modelo neoliberal para solucionar el problema del desempleo?
CVB: A mí me gustaría, si no lo han hecho ya, que los compañeros pudiesen asistir algunas horas a los cursos económicos dictados en las universidades del día de hoy. La razón es sencilla. Ellos van a observar que la economía que se enseña en los claustros es una teoría económica que trata de explicar y responde a la realidad de los países donde esa teoría económica fue elaborada, es decir en los países desarrollados. Para un loro neoliberal –llamaré así a aquellos torpes que repiten la demagogia que se aprende en las clases tradicionales de economía– la reducción del salario real restablecerá el equilibrio en el mercado laboral. Puede que quizás en una economía desarrollada en donde los niveles de desempleo son reducidos, una leve reducción en el salario real pueda traer consigo una reducción significativa del desempleo. Sin embargo en países como el Perú, donde el desempleo y el subempleo son superiores a los observados en los países económicamente avanzados, y afectan nada menos que al 60% de la población económicamente activa, el salario real probablemente tendría que caer a niveles increíblemente reducidos, muy cercanos a cero.
Eso nos hace recordar la relación original que estableció la teoría económica clásica liberal entre el mercado laboral, la determinación del salario, y el crecimiento de la población. Expliquemos esta relación en forma sencilla: (1) la existencia de desempleo y subempleo conlleva a la reducción del salario real; (2) existe un salario que asegura la reproducción de la mano de obra; en la teoría económica clásica liberal ese salario es conocido como salario social de subsistencia (no confundir con el salario mínimo existente en el Perú); (3) si el salario real se reduce tanto que cae por debajo del salario social de subsistencia, esto significa que la población tendrá que sufrir muy serias carencias en materia de alimentación, salud, vestido y vivienda; (4) de acuerdo con la teoría económica de Adam Smith, David Ricardo y Thomas Robert Malthus, este proceso traería consigo la desaparición física de parte de la población; (5) al desaparecer parte de la población, se reduciría la cantidad ofrecida de mano de obra y se restablecería el equilibrio en el mercado laboral, desapareciendo el desempleo y el subempleo.
LCM: Un momento. ¿Qué significa aquello que Smith, Ricardo y Malthus llamaban desaparición física de parte de la población?
CVB: En la teoría económica clásica, Smith, Ricardo y Malthus fueron estudiosos bastante explícitos y reconocieron que la reducción del salario real por debajo del salario social de subsistencia traería consigo la desaparición física de parte de la fuerza laboral, es decir su muerte. En nuestros días, esto también sucede. Sin embargo la población cuenta con medios que llamaremos “no tradicionales” para sobrellevar o afrontar la reducción del salario real. Entre estos medios podemos incluir desde la migración de los desempleados y subempleados hasta el habitar en viviendas de familiares que puedan ayudar en el sustento diario. También debemos incluir la práctica de distintas actividades legales e ilegales para obtener los ingresos que el mercado laboral no puede proporcionar.
El cuadro final que debemos presenciar en materia laboral como consecuencia de la aplicación de las políticas neoliberales es más o menos el siguiente: (1) la reducción permanente y progresiva en el salario real; (2) la eliminación de beneficios laborales; (3) el combate diario contra la existencia y actividades de los sindicatos. Frente a esta situación, la población se defiende de manera intuitiva aplicando diversos métodos que buscan asegurar la subsistencia sin pasar necesariamente por el mercado laboral. Y claro, como telón de fondo, tenemos la existencia de un persistente desempleo y subempleo que se agudizan año a año con el crecimiento demográfico del país, es decir con el nacimiento de 400 mil nuevas criaturas que, con el transcurrir de los años, en un 60%, estarán condenadas a vivir en condiciones infrahumanas.
Desde el punto de vista macroeconómico podemos llegar a la terrible conclusión que el crecimiento del producto, el crecimiento de las exportaciones, el incremento en el nivel de las reservas internacionales y el mantenimiento de una situación aceptable en materia fiscal pueden convivir con una situación de desempleo y subempleo persistente y con una tendencia a la baja en los salarios reales de la población. Es por todas las consideraciones anteriores que podemos concluir que la economía neoliberal es y será incapaz de resolver los problemas de miseria, desempleo y subempleo del Perú.
LCM: Frente a esta situación tan grave ¿qué podemos hacer los apristas?
CVB: Los anteriores raciocinios permiten concluir que el mercado, por sí solo, es incapaz de resolver los problemas económicos fundamentales de nuestro país. Esa falla del mercado nos obliga a pensar en la necesidad de la actividad y las decisiones de la sociedad organizada para afrontar el problema. Si el mercado no puede hacerlo, la sociedad tendrá que buscar otros caminos para resolver sus problemas. Estamos hablando entonces de la necesidad de la participación del estado en la solución de nuestra problemática. Algo importante: no olvidemos que la participación del estado se requiere no por motivos ideológicos, doctrinarios o programáticos sino porque el raciocinio apoyado en el análisis de la experiencia peruana así nos lo sugiere.
LCM: Pero allí tropezamos con impedimentos legales provenientes de la constitución fujimorista que nos rige hasta el día de hoy. Por ejemplo, tú sabes que esa constitución defiende el principio de la no intervención del estado en la actividad económica bajo el eufemismo seudo-técnico de la denominada subsidiariedad del estado.
CVB: Es cierto. La constitución fujimorista que hasta el día de hoy desafortunadamente nos rige, impide al estado participar en aquellas actividades en las que pueda desenvolverse el sector privado. Por ejemplo, si el estado, expresión de la sociedad organizada, decidiera que es necesario implementar un sistema no tradicional de salud basado en el uso generalizado de técnicos sanitarios y médicos asignados a las familias, inmediatamente la derecha contestaría que estaríamos incurriendo en una violación constitucional puesto que la actividad de este servicio popular de salud estaría restando oportunidades y “compitiendo deslealmente” con los empresarios del sector privado que quisieran establecer clínicas o policlínicos sanitarios.
Pero la cosa no queda allí. No solamente existe una prohibición constitucional para que el estado intervenga en la actividad económica. Nos encontramos además con un estado maniatado, atado de manos en la posibilidad de implementar políticas de redistribución del ingreso y la riqueza, que también son necesarias para combatir la miseria, el desempleo y el subempleo. De acuerdo con la constitución fujimorista, la política económica del estado se limita en la práctica a las políticas fiscales –es decir al manejo de las políticas de ingresos, gastos y endeudamiento del gobierno – y a las políticas monetarias decididas por el Banco Central de Reserva.
LCM: Lo que estarías afirmando es que la incapacidad de la economía neoliberal para resolver el problema del desempleo y el subempleo viene reforzada por la vigencia de una constitución que no acepta la participación del estado, ni la dación de políticas económicas y sociales para combatir el desempleo y la pobreza.
CVB: Coincido en la apreciación, Lino. Usando un viejo refrán, la economía neoliberal no come ni deja comer. No resuelve el problema del desempleo y el subempleo ni deja que otros mecanismos distintos al mercado lo resuelvan. Y por ello es que como apristas, algunos de nosotros por razonamiento, algunos de nosotros por intuición política, y algunos de nosotros por consideraciones programáticas, exigimos la puesta en vigencia de la Constitución de 1979, base legal que al menos permitiría al estado llevar adelante políticas que sin suplantar al sector privado puedan reducir significativamente la magnitud de los problemas económicos fundamentales de los seres humanos que habitan el Perú.
El punto que estamos conversando lo podemos abordar de otra manera. En toda sociedad existen dos ámbitos críticos: el económico y el político. Es claro –y en esto coinciden los neoliberales– que quien gobierna lo económico, resulta ser como consecuencia de ello gobernante de lo político. Para los neoliberales la esfera económica debe ser regida únicamente –y lo repito, únicamente– por el mecanismo del mercado, sin intervención alguna por parte del estado. Los políticos, sean éstos representantes del poder ejecutivo o legislativo, deben mantenerse alejados de la discusión de los problemas económicos del país y de la propuesta de soluciones alternativas a las que el mercado pueda ofrecer. En términos resumidos, para los neoliberales la esfera económica debe ser regida únicamente por el mercado sin intervención política alguna. Cuando los políticos intentan intervenir en la solución de los problemas económicos, los neoliberales denuncian la existencia de lo que curiosamente llaman "ruido político"…
LCM: Los políticos profesionales el día de hoy parecen estar muy contentos con esta división de esferas entre lo económico y lo político…
CVB: Por supuesto. Los políticos burgueses, los políticos representantes de las clases explotadoras, los políticos representantes de las clases dominantes, aquellos a quienes Marx llamaba "miembros de la junta directiva de los negocios burgueses", esos políticos se encuentran sumamente satisfechos con la división neoliberal y el apartamiento de lo económico de lo político. Es por la vigencia de esa división neoliberal, que los actuales congresistas y políticos discuten las tonterías que debaten el día de hoy, en vez de poner sobre el tapete reformas tributarias, o políticas de redistribución del ingreso y la riqueza. Es por ello que el político que actúa bajo los moldes neoliberales no discute la dación de leyes aprobando políticas de creación de empleo. Eso sería ir en contra del principio de la economía neoliberal que afirma que el mercado debe encargarse de resolver esos problemas. Para el neoliberalismo, los políticos sólo deben abocarse a la discusión de temas no económicos. Es éste, precisamente, el tipo de conducta diaria que puede observarse en el vapuleado circo de la Plaza Bolívar. Algunos compañeros que estén pensando en el planteamiento aprista del congreso económico nacional podrán observar en forma inmediata la incompatibilidad existente entre el dogma neoliberal y la propuesta aprista.
El político que intente discutir la dación de políticas de empleo, o de redistribución del ingreso y la riqueza, o de revisión de los contratos de la deuda externa, o de renegociación de los contratos firmados con las empresas imperialistas que explotan los recursos naturales de nuestro país, estaría violando los principios neoliberales de la constitución fujimorista y por lo tanto se habría puesto al margen de la ley. Ésa es la situación existente el día de hoy en el Perú. Por eso repito que si los apristas queremos contribuir con políticas para reducir los problemas económicos más críticos de nuestro país, un requisito es la derogación de la constitución fujimorista neoliberal.
LCM: Hemos revisado la incapacidad de la economía neoliberal para resolver los problemas de desempleo y subempleo de nuestro país. Hemos visto también que la constitución fujimorista es expresión de los principios de la economía neoliberal y, por tanto, es un obstáculo a la acción de un futuro gobierno que desee emprender políticas de cambio social para afrontar los problemas básicos del país. Como apristas coincidimos en la necesidad de derogar la constitución fujimorista y de reestablecer la vigencia de la constitución política de 1979. Además de esta acción ¿qué podemos sugerir los apristas?
CVB: Creo que las acciones que podemos llevar adelante deben inspirarse en los lineamientos fundamentales del programa aprista. Esto significa que debemos pensar en la necesidad de establecer una nueva economía, una nueva democracia, y una nueva estructura del estado. Téngase presente que este tipo de acciones no son las que corresponden a un gobierno tradicional. Una administración que se proponga establecer una nueva economía, una nueva democracia, y una nueva estructura del estado definitivamente estará llevando adelante un proceso de cambio social, un proceso de revolución, o como gustaba recordar Haya de la Torre, estaría llevando adelante las acciones básicas de la gran transformación. Quisiera hacer énfasis en esto último. Los problemas del Perú son tan graves y las acciones que se precisa llevar a cabo son tan profundas que implementarlas significa realizar una profunda transformación en nuestro país. Esa es la razón de ser del aprismo.
LCM: Correcto, Cesar. Podríamos decir que esos son los lineamientos generales. Ahora tratemos de discutir algunas medidas específicas que se pueden llevar adelante.
CVB: Al respecto creo que podemos pensar en dos ámbitos de acción. El primero de ellos es el que se tiene que impulsar desde el ámbito central, a cargo de un nuevo gobierno que realmente quiera llevar a la práctica el programa de la gran transformación aprista. Es muy difícil que en los ámbitos regional o local podamos sacar adelante nuestro país si desde la administración central no existe un claro mandato, una clara voluntad de cambiar las cosas. Si esa voluntad existe desde el centro, si esa decisión existe desde el poder central, podemos pensar en un proceso revolucionario.
Las acciones que pueden llevarse a cabo desde el centro las conocemos en mayor o menor medida. La primera de ellas es conformar la nueva estructura del estado. Los principales cambios que debemos realizar son la creación del congreso económico nacional como segunda cámara del parlamento. Estos últimos quince años han demostrado no sólo la inutilidad del parlamento sino que han llevado a dicha institución a su bancarrota funcional y a su liquidación moral. Eso es algo que el aprismo criticó desde un principio. Me refiero a la denuncia que el partido hizo de los circos parlamentarios burgueses.
En el nuevo congreso económico nacional debe darse cabida a los representantes verdaderos del trabajo y el capital para que discutan cara a cara y acuerden las principales acciones que deban llevarse a la práctica en materia de planificación y política económica y social. Además, dentro de la nueva estructura del estado se hace necesaria la creación de un organismo de planificación que partiendo de la base local construya una estructura que permita racionalizar la actividad económica del país. Un segundo punto que me parece importante es el vinculado a las políticas para enfrentar el problema del desempleo. Un futuro gobierno aprista debe tomar en consideración no sólo medidas de emergencia sino también de largo aliento para generar puestos de trabajo en el país. En este aspecto existen medidas sobre las cuales tenemos que ponernos de acuerdo para combatir la irracionalidad económica en la que vivimos en el país. Entre estas medidas tenemos que señalar la necesidad de dejar de importar determinadas líneas de producción que puedan ser fabricadas con ventaja en nuestro país y también pensar en la necesidad de reabrir los centros de trabajo cerrados como consecuencia de la aplicación de las políticas neoliberales.
Por otro lado, el estado debe tener un rol importante colaborando en la satisfacción de las necesidades básicas de la población. Por ejemplo, se hace necesario reforzar la atención de salud, dental y la nueva educación de la población. Esto implica la necesidad de contratar personal profesional y técnico para atender estas necesidades. Los compañeros se preguntarán de donde saldrá el financiamiento para estas actividades. Contestamos de la revisión de los contratos con las grandes empresas imperialistas transnacionales que explotan nuestras riquezas mineras. El financiamiento también se obtendrá de la renegociación de la deuda externa cuyo pago el día de hoy es la principal preocupación del gobierno vasallo de Toledo.
Aunque parezca mentira y a pesar de sus 74 años, muchas de las acciones que un futuro gobierno aprista debe llevar adelante consistirán en la realización –o encontrarán su inspiración– en las medidas comprendidas en nuestro plan de acción inmediata o programa mínimo. Por ello es que afirmo que de la misma manera que el Perú es un mendigo sentado en un banco de oro, podemos decir que el partido aprista es un mendigo sentado en el banco de oro de su programa original para la gran transformación del Perú.
LCM: Hablabas de acciones a nivel central pero no has mencionado que es lo que se puede hacer a nivel local.
CVB: El programa aprista establece que lo primero que se debería hacer en materia económica es investigar la realidad económica regional y local, efectuando un diagnóstico de las actividades económicas que deben alentarse, promoverse, iniciarse, desarrollarse no sólo nacionalmente sino también en el ámbito local. Tenemos que auscultar qué podemos hacer para incrementar la producción agrícola, minera, industrial, comercial y turística de nuestras regiones. Dicho diagnóstico nos debe permitir determinar qué nuevas actividades económicas podemos llevar adelante local y regionalmente, y qué actividades económicas actuales pueden potenciarse. Obviamente este esfuerzo local y regional debe recibir el apoyo del poder central a través de instituciones como las previstas en nuestro programa mínimo, donde se establecía, por ejemplo, que debería existir un banco de la nación con filiales industrial, minera y agrícola para atender preferentemente al pequeño productor nacional.
El programa mínimo también estableció la necesidad de alentar la creación de cooperativas de producción, de consumo y de crédito. La organización cooperativa de nuestras fuerzas productivas será muy necesaria para la realización de una serie de obras que pueden no contar inicialmente con el financiamiento total apropiado. Nuevos métodos tendrán que intentarse para el financiamiento de estas obras, métodos que involucran el aporte de trabajo de la población y que constituyen lo que podría llamarse la acumulación originaría del capital dentro de un futuro gobierno aprista. Insisto, compañeros, en la necesidad de releer nuestro plan de acción inmediata no sólo para aplicarlo sino para inspirar nuestra acción política. Los apristas somos dueños de ese tesoro pero parece ser que, como peruanos que somos, simplemente estamos sentados sobre el plan de acción inmediata. El problema es que cuando llegamos al gobierno nos olvidamos de su existencia…
Sea éste mensaje de reafirmación programática en el ideario aprista parte de nuestro homenaje, hoy viernes, a los apristas de Trujillo 1932 que murieron sin miedo y contentos, sabedores que su sacrificio aportaría a la victoria final del aprismo, triunfo que sería el paso inicial de la gran transformación. El neoliberalismo no ha solucionado ni podrá resolver los problemas económicos de las mayorías nacionales. Su expresión legal, la constitución impuesta por la dictadura fujimorista y continuada por el gobierno vasallo de Toledo, es un obstáculo para emprender la gran transformación. El programa aprista ofrece el camino de desarrollo con justicia social que nuestra nación necesita. El neoliberalismo ha fracasado ya en nuestro país.
Fuente: http://cavb. blogspot. com/
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